El Tribuno

La herida no cierra, a 10 años del brutal crimen de Judith Palma

●Dos de los tres violadores y asesinos de la niña, condenados a perpetua, murieron. ●“Nunca se nos va a ir el dolor. La angustia siempre va a estar”, dijo el padre de la niña.

Marianela Pereyra locales@eltribuno.com.ar

Se cumplieron 10 años del brutal crimen de Judith Palma, la niña de 9 años que vendía bollos caseros en la ciudad de Joaquín V. González y que fue violada y asesinada por tres despiadados sujetos, quienes fueron condenados a prisión perpetua.

Recientemente se supo que dos de ellos, Ramón Alberto Leiva y Rubén Sixto Soria, murieron a causa de enfermedades y complicaciones por sus avanzadas edades. En tanto que José Ramón Insaurralde, otro de los sentenciados, purga su condena tras las rejas.

Aquella tarde del sábado 18 mayo de 2013, alrededor de las 18, la niña había salido de su casa en su pequeña bicicleta para llevarle pan a una vecina que le había encargado. Esta actividad, según testigos, la realizaba siempre sobre las mismas calles cercanas a su casa.

Caía la noche y Judith no volvía a su hogar, por lo que sus padres, Héctor Fabián Palma y Antonia Avelina Quiroga, radicaron la denuncia por su desaparición. La bicicleta de la niña fue hallada tirada sobre la calle Salta, a tan solo unos metros de la casa de los asesinos. En pocas horas las redes sociales ya daban indicios de una búsqueda desesperada.

La madre de la pequeña había clamado esa noche por un rastrillaje “por la vida de su hija”, sin embargo la búsqueda por parte de la Policía recién comenzó al día siguiente.

A las 19 horas hallaron el cuerpo de Yudith. Fue durante un rastrillaje en un baldío ubicado sobre la calle Salta, entre las calles Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio de la localidad sureña, colindante con la vivienda de los tres asesinos, a escasos 100 metros de donde fuera vista por última vez y a menos de 50 de donde había sido hallada su bicicleta.

La autopsia determinó que Judith murió entre las 20 y las 22 del sábado. Presentaba cortes en el cuello y falleció por asfixia por sofocación secundaria a tres heridas de arma blanca en cuello, por inundación sanguínea de las vías aéreas. Había sido víctima de abuso sexual con acceso carnal.

El 6 de junio de 2014, Leiva, Soria e Insaurralde fueron condenados por ser autores responsables del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el número de partícipes en concurso real con homicidio calificado criminis causa en perjuicio de Judith Palma.

La muerte de los asesinos El

En diálogo exclusivo con

Fabián Palma, de 43 años, padre de la niña brutalmente asesinada contó: “Como yo trabajo en la Municipalidad, paso por la casa de los asesinos todos los días. Un día mientras pasaba vi que alguien había fallecido. Estaba llegando gente, pero no me di cuenta en ese

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momento que podía ser uno de los asesinos de mi hija. Una semana después, por unos amigos, me enteré que era Soria, el más viejo de todos. Esto fue hace dos años”. Y añadió: “Me dijeron que murió de viejo y que además tenía lastimaduras en la cara. Se enfermó. Era diabético”. Luego también se enteró que Leiva había fallecido. “No sé como fue. Lo que si sé es que Insaurralde, al que le dicen Chaqueño, el más joven, sigue vivo y estaba en el penal de Villa Las Rosas y que su familia intentó sacarlo de ahí hace cuatro meses para traerlo más cerca de González, pero no sé si lo lograron”, sostuvo.

Expresó que cada vez que pasa por la cuadra donde vivían los asesinos siente rabia. “Cuando mataron a mi hija yo me había ido al campo un mes antes. Esa fue la última vez que la vi porque yo trabajaba de puestero. Por eso no pude terminar de estudiar. Hice solamente hasta segundo grado. Cuidaba vacas y les daba agua a los animales”, relató. Después del crimen de su hija Fabián empezó a trabajar en la Municipalidad de J.V González. Es repartidor de carne.

El homenaje

La familia Palma vive en el barrio Juan Pablo II y guarda muchas fotos de Judith. “Siempre le pedimos a ella que nos proteja para que no nos pase nada malo. Nunca la vamos a olvidar. Todos los años le hacemos el homenaje y le damos chocolatada y cositas dulces a los chicos del barrio. Me hice esa promesa”, dijo Fabián.

Cada 18 de mayo van al cementerio de J. V. González. A veces los acompaña el cura del lugar. “Toda la familia va, mi mamá, mi papá que ya falleció siempre iba, mi suegra. Pasamos dos o tres horas ahí”, afirmó el hombre.

Su esposa y madre de Judith, Antonia, tiene 41 años y es ama de casa. “Nos conocimos en el campo. Ella tampoco sabe leer. Se crió con su papá. No tuvo la posibilidad de estudiar. Tiene ocho hermanas y en mi caso, somos 12. Por eso mi papá no tenía cómo hacernos estudiar. Yo soy el mayor de la familia”, expresó Fabián.

Judith fue la primera hija de la pareja. Además tienen tres hijas de 18, 14 y 2 años y dos hijos de 16 y 11. Los más grandes cursan sus estudios en una escuela técnica y los más pequeños asisten a una escuela pública de la localidad. “Mis hijos más grandes ya saben leer y escribir. Ellos me enseñan. Gracias a ellos aprendí a manejar un poco el celular”, contó.

Y con mucha tristeza asegura: “Judith era la mayor. Nunca se nos va a ir el dolor. Es algo que no cambiará nunca. Mucha gente de González comparte la foto de mi hija cada aniversario. A veces no podemos dormir. La angustia siempre va a estar. Es algo que nunca vamos a superar, pero que aprendimos a sobrellevar por nuestros otros hijos”.

Policial Dolor En Joaquín V. González

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2023-09-24T07:00:00.0000000Z

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