El Tribuno

Legislación laboral: un reloj que atrasa

Walter Neil Bühler Abogado laboralista

Sindicatos, empresas, gobierno, navegan en el velero del derecho laboral como si lo hicieran en el más moderno y ágil de los navíos, surcando un mar diáfano con suaves vientos empujando sus velas. No advierten la precariedad del navío ni la turbulencia de las aguas. En los astilleros en los que se forjó esa embarcación las últimas construcciones fueron bautizadas como la Niña, la Pinta y la Santa María… Lo dramático es que se carece de rumbo y la tripulación se pelea mientras continúa a la deriva. Unos creen que es necesario que los marineros deban tener todos los derechos, mientras la oficialidad piensa que ya se les han concedido demasiados. Lo cierto es que tanto en materia de derechos individuales como de derechos colectivos o los provenientes de la seguridad social, el barco viene haciendo agua por los cuatro costados. La pelea a la que hicimos referencia está impregnada de maniqueísmo, buscando ora favorecer al trabajador, ora al empresario. Los contendientes no advierten que hay soluciones simples, pragmáticas, urgentes, que pueden beneficiar a ambas partes. Prácticamente todas las leyes laborales necesitan urgente revisión. Tenemos leyes próximas cumplir 100 años: la Ley 11544 de jornada de trabajo, sancionada en 1929. La ley tiene numerosos anacronismos y debería comenzar por sincerar la jornada semanal -que en la ley es de 48 horas semanales- a la jornada real de la mayoría de las empresas (44 o menos), acercándola a la tendencia de su fuerte reducción y flexibilización. La ley de convenciones colectivas (Nº 14250) tiene casi 70 años (1954), debe adaptarse a los numerosos cambios producidos en estas siete décadas. No es una ley que incentive la negociación, y, de hecho,

“En materia de derechos individuales, como de derechos colectivos, el barco viene haciendo agua”.

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2023-06-10T07:00:00.0000000Z

2023-06-10T07:00:00.0000000Z

https://edicionpdf.eltribuno.com/article/281621014738097

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