El papa Francisco, quien se encuentra ingresado en el hospital Gemelli de Roma, sufre “una bronquitis” de origen infecciosa y está reaccionando bien a un tratamiento de antibióticos, por lo que “podría ser dado de alta en los próximos días”, informó ayer el Vaticano.

“Durante los controles clínicos programados se diagnosticó al Santo Padre una bronquitis de base infecciosa que requirió la administración de terapia antibiótica, que produjo los efectos esperados con una notable mejoría de su estado de salud”, se indica en un breve comunicado.

Según la evolución prevista, Francisco, de 86 años “podría ser dado de alta en los próximos días”, se añade en la nota.

El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, precisó que el Pontífice pasó la tarde “dedicándose al reposo, a la oración y a algunas tareas de trabajo”, lo que hace pensar en una pronta recuperación.

Bruni había señalado ayer por la mañana que el estado de salud de Francisco estaba “mejorando progresivamente” y que proseguía el tratamiento indicado, después de que fuera ingresado por una infección respiratoria.

Según los medios, Francisco fue sometido a una TAC en el tórax y a otras pruebas, que descartaron la pulmonía, y su estado de salud ya no preocupaba tras conocerse los resultados.

Estos problemas de salud se producen a solo tres días del Domingo de Ramos, que da inicio a los ritos de la Semana Santa, y todavía no está claro si el Papa podrá oficiarlos y cómo.