El Tribuno

Las pantallas: volverlas aliadas y no enemigas

Expertos en educación y neurociencia recomiendan comenzar a compartir tiempo con nuestros hijos en internet desde los seis o siete años, para que no se conviertan en huérfanos digitales.

Ha llegado el momento de hacer alianzas. En lugar de ver las pantallas como una amenaza para nuestros hijos, expertos en educación y neurociencia abogan por tomarlas como una oportunidad para implicar a los menores en una educación digital sana y segura. Si no aprenden a controlar la tecnología será esta la que los controle a ellos. Según un estudio, más del 90% de los padres son conscientes de que las nuevas tecnologías son claves en el futuro profesional de sus hijos.

A pesar de que conocen su utilidad, buena parte de las familias se enfrentan a varios dilemas en torno al uso que los más pequeños hacen de la tecnología: no permitirla, retrasar el momento lo máximo posible o potenciarla. Aunque la opinión mayoritaria entre las familias parece ser la de postergar tanto como se pueda la entrada en el mundo digital de sus hijos, son muchos los profesores, educadores sociales, psicólogos y neurocientíficos que apuestan por no demonizar la tecnología y aliarse con ella para que los menores no se queden al margen de una realidad que ha llegado para quedarse. Solo al educarlos desde una edad temprana podremos garantizar el uso responsable y seguro cuando llegan a la adolescencia.

Pantallas y niños

No se trata de comprarle al niño su primer celular a los tres años, pero tampoco esperar a que cumpla 15. Para entonces, según Jordan Shapiro experto en alfabetización digital, ya será tarde.

Este investigador insiste en que hay que enseñarles a los niños el mundo digital cuanto antes. Asegura que a un niño con seis y siete años aún puedes darle pautas, pero a un adolescente ya no.

Ser consumidor de contenidos no implica (necesariamente) que conozcamos y aprovechemos de forma competente todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición.

Los usos, hábitos y valores del entorno familiar, que normalmente es el lugar donde pasamos más horas, son claves.

Los padres deben empezar por limitar el uso que ellos mismos hacen de la tecnología, que sus hijos vean que pueden pasar el rato en las redes sociales, pero que igualmente tienen tiempo para leer un libro, salir a hacer ejercicio o practicar otra afición.

Reglas para toda la familia

Hay gestos que se hacen de manera inconsciente pero que son significativos. Por ejemplo, que un niño vea que sus padres están obsesionados por responder los mensajes de WhatsApp o que no desactivan las notificaciones cuando se van a la cama no ayuda a crear una relación sana con la tecnología. Por eso se recomienda que los padres en lugar de estar pegados al celular sin decir lo que están haciendo, y que sus hijos lo interpreten como que su uso es algo secreto y privado, den explicaciones sobre su uso. “Por ejemplo: voy a mirar mi correo a ver si me ha contestadoà”. Si tenemos claro para qué se usa la tecnología, nuestros hijos se percatarán de ello.

Cerebro adolescente

Los expertos de esta nueva corriente recomiendan comenzar a compartir tiempo con nuestros hijos en Internet desde que tienen 6 o 7 años. Esta es una edad en la que su modelo a seguir son sus padres y, por lo tanto, es más fácil que imiten sus pautas. Comenzar de cero a imponer reglas con un adolescente es muy complicado.

Oportunidad para aprender

En la adolescencia el cerebro se encuentra en plena “actualización de su software”. Se está adaptando al entorno y preparando para la edad adulta. Es una época de maduración, una etapa en la que se producen reajustes en neuronas de determinadas áreas, eliminando las conexiones que ya no se usan (los bebés y niños necesitan muchas para aprender y explorar el mundo) y reforzando las que serán útiles más adelante.

Obituarios/37

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2023-01-31T08:00:00.0000000Z

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https://edicionpdf.eltribuno.com/article/282742000941417

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