(q.e.p.d.). Falleció el 06/05/2012 Vení mi dulce tata, caminemos como cada seis sobre el perpetuo quebracho de los viaductos, durmientes desterrados de su remoto chaco, madera triste que morir no puede. A la entrada de este túnel, mon amour, un ignoto obrero esculpió su arte en el duro granito, anotando la fecha que te nombra: hace cien octubres, mon petit, viniste a este mundo que habitarías entero, como las olas que nunca se detienen. Ah, mi amado trotamundos, qué generoso fue conmigo el azar enlazando mis dedos a los tuyos y a los de la mami durante media vida, para que tus alpargatas y las mías nos llevaran por los senderos más estrechos, conociendo a tantos amigos entre nieblas y cerrazones. Sabés, papucho, que aprendí el vuelo tomado de sus alas de cucarachisma y que por vos tu amigo el rayo y tu compadre el trueno ahora me acompañan. Papi, mi gran navegante, comprendí al fin que timoneabas tu nave por muchos y distintos mares, y que por eso fuiste a la vez cóndor que hablabas con las nubes y golondrina enlazando continentes, y que en tu andar serías algunos días agua chuya en las quebradillas y otros catarata atronando las junglas de jade; mon chéri, en la desnuda noche me recuesto sobre el basalto de la cumbre para mirarte, repartido en el inmenso océano de estrellas, iluminándote con cada destello lejano, iluminándome. Y a la madrugada, cuando el aire manso me pose suave sobre tu cama, como deja a las hojas de la tipa al costado de la acequia, te preguntaré si hallaste a quien buscabas, si conociste al que ata y desanuda las hebras de los vientos, al que a lo mejor sea el que riega las flores en los campos de la otra orilla. Te ama, la ama, los ama con locura infinita, tu minino, su chileriño..