El Tribuno

“Me empecé a imaginar lo peor”, declaró Álvaro Javier Giménez

●Se inició el juicio por el secuestro extorsivo del empresario de El Cóndor. ●El CIF logró identificar el número de donde llamaban y extraer información.

Marianela Pereyra policiales@eltribuno.com.ar

Álvaro Javier Giménez, hijo de Víctor, el empresario que fue víctima de un secuestro extorsivo hace casi un año en Salta, declaró ante los jueces Gabriela Catalano, Abel Fleming y Domingo Batule del Tribunal Oral Federal 2 y ofreció un dramático testimonio. El caso conmueve a la sociedad salteña por tratarse de un delito que no es habitual.

El hombre, quien es vicepresidente de la empresa de transporte El Cóndor SA, contó que el 30 de noviembre de 2021 a las 11 tenía pactada una reunión laboral con su padre, presidente del directorio de la firma, a la que este nunca llegó. No contestaba mensajes ni llamadas. Alrededor de las 13 el teléfono del empresario se había apagado. Con gran preocupación decidió buscarlo en sanatorios pero no había caso. Por recomendación de una familiar llamó al 911 para informar lo ocurrido, pero a las 13.32 recibió una llamada de un número privado. Era su padre con voz nerviosa que le decía que se había ido a Jujuy a cerrar un negocio y que necesitaba que consiguiera cinco millones de pesos en efectivo para esa tarde.

Gravedad

“Me empecé a imaginar lo peor”, expresó Álvaro Giménez ante los jueces.

Contó que en ese momento recurrió a un abogado laboral de su empresa, de apellido Torino, para que lo guiara ante la complicada situación. “Le comenté que para mí era grave. Me dijo que teníamos que radicar una denuncia en el Ministerio Público Fiscal”, dijo.

Posteriormente se dirigió a la Ciudad Judicial, donde le preguntaron sobre su padre: estilo de vida, hábitos, rutinas, cuentas bancarias y se montó un megaoperativo. “Logré convencerlos, por así decirlo, de que era algo grave”, sostuvo.

Al ser consultado por el fiscal federal Ricardo Toranzos, titular del Área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta, sobre por qué consideró que era algo grave, el testigo respondió: “Por el trato de mi padre en la llamada tajante, guionado. Se lo escuchaba como en una habitación cerrada porque había eco. Se lo escuchaba mal. No coincidía que hiciera un negocio sin que yo lo sepa, que suspenda la reunión. Era todo anormal”.

En el CIF

En ese momento supo que el fiscal Ramiro Ramos Ossorio estaba a cargo de la investigación. Álvaro Giménez contó que se quedó en el CIF y que a las 19.20 aproximadamente recibió otra llamada en la que su padre le preguntó si había conseguido la plata, a lo que él había respondido que estaba pidiendo prestado. Hablaron de una cifra de tres millones y el empresario le dijo a su hijo que no podía llamarlo luego. La comunicación se cortó pero a los cinco minutos entró otra llamada en la que el empresario le dijo a su hijo que por lo menos sean tres millones de pesos y que los entregara en cercanías de una empresa de acero ubicada en la ruta provincial 26, donde estaría un auto negro del hijo del empresario con el que había hecho el negocio, a las 20.

“Me dijo que mandara a alguien, que no vaya yo”, recordó. Y añadió que le respondió que a esa hora no llegaba, que estaba buscando la plata y que lo volviera a llamar a las 20.05 para coordinar, pero que su padre dijo que no podía llamarlo.

Las llamadas habían sido grabadas por los investigadores del CIF, quienes empezaron a buscar la ubicación del celular. Se diagramó como seguiría el megaoperativo.

Álvaro Giménez contó que quería que se llevara al rescate una mochila con plata, no ir con las manos vacías. “A las 20.15 aproximadamente me llamó para preguntar si estaba todo listo. Me dijo que mandara la plata”, declaró.

Paralelamente, los investigadores lograban identificar la línea con la que operaban los secuestradores y extraer información, como fotos, contactos y datos de redes

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2022-10-06T07:00:00.0000000Z

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