El Tribuno

Inflación, un problema estructural que genera el derrumbe social

Fundado el 21 de agosto de 1949 Director:

Sergio Romero

La inflación mensual sigue siendo noticia, a pesar de que se trata de una distorsión severa de nuestra economía que ya lleva ochenta años. En este período, la Argentina fue alejándose de los niveles de vida del mundo desarrollado debido a progresivos desequilibrios macroeconómicos, de los que la inflación es un reflejo, hasta convertirse en un país con un escenario social cercano al abismo.

La inflación de abril fue de 6%, es decir, 0,7 puntos menos que la de marzo, pero ese dato, lejos de resultar un alivio, esconde un indicio más alarmante: el núcleo duro de la inflación, compuesto por los productos básicos de demanda constante y los de precios regulados aumentó 6,7%, superando el índice de marzo, que había sido de 6,4%.

Además, la inflación ya acumula 23,1% en el cuatrimestre y registra un aumento interanual del 58%. Un índice que remonta a los días previos a la convertibilidad. A cuánto llegará en diciembre es un interrogante sin respuesta aún. El Gobierno, por lo pronto, autorizó aumentos salariales de entre el 60% y el 80%.

Mientras la lucha interna por el poder real dentro del oficialismo se profundiza ante la posibilidad de una derrota en 2023, los cuestionamientos del sector kirchnerista apuntan al presidente Alberto Fernández y al ministro Martín Guzmán, tratando de circunscribir la crisis al entendimiento con el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, las soluciones que insinúan a través del Instituto Patria no son más que repeticiones anacrónicas de los fracasos registrados entre 2006 y 2015, el período en el que intervinieron el Indec para esconder la inflación y la pobreza.

Desde 1983 hasta 2020, la inflación creció en forma exponencial, a un ritmo del 58% anual, al punto que los cambios de denominación (el Plan Austral y la Convertibilidad) le quitaron siete ceros a la unidad monetaria. Al mismo tiempo, la pobreza trepó del 16% al 40% y el crecimiento promedio fue apenas del 1,6% anual.

Se calcula que el producto bruto por habitante en Argentina es hoy casi el mismo que en 1974. Al mismo tiempo, la inflación ha generado una caída del poder adquisitivo del salario de casi el 20% desde 2011.

La inflación no es solo un síntoma monetario, sino la expresión de una economía sistemáticamente condicionada por las urgencias y los negocios políticos, incapaz de concebir objetivos productivos a largo plazo.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner denunció que hay 1.500.000 trabajadores registrados que son pobres, según un estudio elaborado sobre la base de datos del Indec. Son el 15% del total de los empleados en blanco. En la misma situación se encuentran casi la mitad de los trabajadores en negro y los cuentapropistas. Durante su presidencia, cabe recordarlo, ese dato no surgía del Indec, distorsionado ex profeso con el argumento de que hablar de inflación y pobreza significaba denigrar a los pobres.

El mapa social es el resultado de una economía fracasada. La duplicación del gasto público en relación con el PBI, producida entre 2011 y 2015 solo se tradujo en un aumento de la pobreza estructural y la exclusión de millones de personas del empleo decente. La presión impositiva, a la que se recurrió para cubrir mezquinamente un sistema insostenible de subsidios, y el ataque sistemático a las actividades económicas eficientes con efecto multiplicador, demolieron la inversión privada y provocaron una verdadera fuga de capitales productivos, tecnológicos y profesionales. En los veinte años transcurridos desde el fin de la convertibilidad, la economía argentina funciona en base a la capacidad instalada, sin actualización tecnológica ni ampliación de la estructura productiva, y ningún gobierno ha logrado generar confianza en el país.

Esa realidad de fondo no muestra el menor indicio de recuperación.

El país se encuentra en una encrucijada, de la que solo podrá salir con una dirigencia política, sindical y empresarial que actúe con patriotismo, que no es otra cosa que dejar de lado los intereses sectoriales y prestar atención a una realidad social terminal que nos interpela.

Opinión

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2022-05-15T07:00:00.0000000Z

2022-05-15T07:00:00.0000000Z

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